Nuestra Historia
Este hospedaje abrió sus puertas el 22 de julio del 2012, como fruto de un sueño familiar lleno de esfuerzo, dedicación y amor por el servicio. Inspirado en la memoria de una madre ejemplar, Catalina, nace con un propósito muy claro: ofrecer un espacio donde cada huésped se sienta como en casa.
El nombre del hospedaje es un homenaje a ella, a su calidez, su fortaleza y el cariño con el que siempre acogía a quienes la rodeaban. Hoy, ese espíritu sigue vivo en cada rincón, en cada detalle y en cada sonrisa con la que se recibe a quienes nos visitan.
Quien lo administra, con experiencia heredada desde la infancia en el rubro hotelero, decidió continuar el legado familiar y construir este espacio desde cero, acompañada de su esposo y motivada por el deseo de brindar una atención cercana, humana y profesional.
Gracias al trabajo constante, también logró formar profesionalmente a sus hijos, y continúa capacitándose en programas del MINCETUR y otros espacios de mejora continua. Esta formación se refleja en un servicio atento, responsable y siempre dispuesto a escuchar las necesidades de cada huésped.
Aquí no solo se ofrecen habitaciones: se ofrece una experiencia de tranquilidad, confianza y atención personalizada. Porque más que un hospedaje, este lugar es un hogar temporal para quienes nos eligen.
Misión
Brindar a cada huésped una experiencia de alojamiento acogedora, segura y personalizada, basada en la calidez del hogar y el compromiso con un servicio de calidad. Nos esforzamos por hacer que cada visitante se sienta cómodo, bien atendido y parte de nuestra familia, preservando el legado de hospitalidad que nos inspira.
Visión
Ser reconocidos como un hospedaje referente en atención cálida y cercana dentro de nuestra región, destacando por el trato humano, el ambiente familiar y la mejora continua. Aspiramos a crecer de manera sostenible, manteniendo siempre el espíritu de servicio y el recuerdo de nuestras raíces.